Es necesaria, me dijeron, la unión tántrica con una pareja del sexo opuesto, sin la cual no se produce la realización suprema.
Pero todos tenemos canal de energía femenino, Ida, a la izquierda de la médula espinal, y otro masculino, Pingala, a la derecha. En el Kriya Yoga purificamos y equilibramos ambos canales para que la energía espiritual, kundalini, pueda elevarse por el canal central, en el centro de la médula espinal.
Los Siddhas enseñan que la energía que da forma al universo, Shakti, la tenemos de forma potencial en el primer chakra, como kundalini. Y la consciencia que sostiene al universo, Shiva, la tenemos de forma potencial en el chakra de la corona. Cuando el yogui despierta y lleva la energía kundalini hasta la corona - algo muy difícil y que cuesta mucho, mucho esfuerzo - se produce la unión de Shakti con Shiva – la realización del Divino en la forma. Ésta es la unión tántrica suprema, dentro del yogui o la yoguini.
Hay muchos senderos yóguicos para realizar el Ser, y éste desde luego no es el más fácil.
Tener una verdadera pareja yóguica tántrica puede ser de gran ayuda en el sendero y en la vida, y una fuente de bendición y gozo. Pero no es fácil encontrarla, empezando porque uno mismo debe convertirse primero en esa persona que busca.
Y la unión interna de Shakti y Shiva y todo el proceso que eso implica, es un trabajo interno e individual, no de grupo ni de pareja, y lo que necesita, principalmente, es la ayuda y bendición de un maestro realizado. Y una práctica comprometida.
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