lunes, 24 de noviembre de 2014

El sonido auto-existente


(Los Siddhas describen en sus versos, como San Juan de la Cruz, la experiencia de la Unión o samadhi, con diferentes metáforas. Sus palabras, al meditarlas, tienen sabor a eternidad. Estos versos describen la fusión en el Aum):

***

El sonido auto-existente se está extendiendo;
totalmente encantada y envuelta en la totalidad de la plenitud,
la gran mente mora en el espacio sin forma,
¿hay un término para expresarlo abriendo la boca?

La mente mezquina que va corriendo y buscando
será inmersa en ese estado de absorción.

Cómo es estar inmerso al zambullirse,
como obtener fuerza y energía de una comida que aumenta;
cómo es estar encantado por la concentración
como bebiendo el puro néctar iluminado.



Siddha Boganathar 


ABC



“Para los hombres y mujeres del mundo, nada recomiendo de forma tan enfática como el servicio y la entrega”, dice Babaji. Si conoces el ABC de esta afirmación sobre la religión, no necesitas caer en el desánimo. Sirve a tus padres, sirve a tu Gurú, sirve a tu Dios, sirve a tu esposa, a tus hijos, amigos y relaciones, sirve a tus vecinos. Sirve a todos. Ahí no se necesita técnica alguna. Babaji mismo te elevará. Babaji mismo lo ha prometido. Tus derechos y reclamaciones sobre tu Maestro deben estar basados en y ser proporcionales a tu amor, tu servicio, tu devoción y tu entrega a Él como tu Padre, tu Dios y tu todo. 

La voz de Babaji

El único equipaje



Lo único que te vas a llevar de esta vida a la próxima es la sadhana (disciplina espiritual) que hagas, todo lo demás no te lo podrás llevar: dinero, familia, amigos, pareja. Y tus actos los olvidarás también. Aprovecha cada instante para crecer más y más hacia la meta de la realización del Ser.

Yogui Hari

Kriya Bhakti Yoga: el Yoga del corazón


El sendero del Kriya Yoga de Babaji consta de cinco partes, cada una de ellas se corresponde con cada uno de los cinco cuerpos o envolturas del ser humano:

- Kriya Hatha Yoga - asanas para el cuerpo físico
- Kriya Kundalini Pranayama - respiraciones para el cuerpo vital o emocional
- Kriya Dhyana Yoga - meditaciones para el cuerpo mental
- Kriya Mantra Yoga - mantras para el cuerpo intelectual
- Kriya Bhakti Yoga - devoción para el cuerpo causal o espiritual

De todos ellas, probablemente la más descuidada u olvidada por los estudiantes sea la quinta, el Kriya Bhakti Yoga. Y eso que, probablemente, es la parte que más puede contribuir a nuestra felicidad de una forma directa. La práctica exitosa del Kriya Yoga culmina con la apertura del corazón. Se podría decir que el resto de las prácticas son una preparación para que todos nuestros cuerpos o vehículos puedan alojar y sostener la más alta de las vibraciones, el amor divino. Babaji es la personificación de este poder: “donde hay amor, allí estoy yo” afirma el Maestro.


Desvíos emocionales

Si en el ejercicio de Kriya Hatha Yoga trabajamos con el cuerpo físico, en la práctica de Kriya Bhakti Yoga lo que ejercitamos es nuestro corazón, nuestra capacidad de amar. “Anbe Sivam” dice el Tirumandiram del Siddha Tirumular: “Dios es amor”. Una afirmación radical y diferente de la definición más conocida de Dios como Sat-Chit-Ananda o existencia, consciencia y gozo absolutos. El Siddhanta del sur de la India, el Yoga de los Siddhas, habla de Dios como amor, y enfatiza que todos Sus actos son, en primer y en último término, manifestaciones de la gracia. De modo que el Divino que buscamos, la verdad última, tiene que ver con nuestro corazón.

El amor divino resulta oscurecido, principalmente, por el deseo. Nuestro cuerpo vital o emocional está lleno de anhelos. Ninguno de ellos nos va a dar la felicidad que buscamos, pero aun así la mayor parte de nuestra energía está en el cuerpo vital: nuestra vida está dirigida por él, en busca de sus compensaciones emocionales, sea comida, bebida, sexo, películas y libros, competiciones deportivas, etc. Todo ello se resume en un “yo quiero/deseo”.

En el otro lado está la motivación por alcanzar el Divino, por la realización del Ser, velada por estos anhelos del emocional. Podemos hacer mucha práctica yóguica, pero el emocional estará acechando, antes y después de ella, para que volvamos a entregarle nuestra energía, para que pueda reanudar la persecución de sus compensaciones.

De modo que es necesario nutrir, en vez de nuestro emocional, nuestro anhelo por el Divino, por la realización del Ser. Esto lo podemos hacer con lecturas inspiradoras, pasando tiempo con personas que nos inspiren (Satsang), o cultivando la devoción con la práctica del Bhakti Yoga. De este modo, el emocional se irá convirtiendo en devocional, apoyándonos en nuestro esfuerzo por la realización del Ser, en vez de ser el principal obstáculo y distracción para ella.

Nuestro tiempo es limitado; debemos considerar, pues, dónde vamos a invertir nuestra energía y de qué nos vamos a alimentar a nivel emocional.


Ejercitando el amor incondicional

La práctica de Bhakti Yoga consiste en ejercitar el corazón, en generar amor. Podemos, por ejemplo, cantar ante una imagen del Divino (cualquiera que nos produzca devoción) o del gurú, ofrecerle flores o incienso, o una pequeña ofrenda. Realmente lo de menos es lo que hagamos, sino cómo lo hagamos. Se trata de ejercitar y de ofrecer todo nuestro amor incondicional al objeto de devoción elegido. ¡La experiencia es muy gratificante! Uno se vuelve feliz al experimentar el amor incondicional. Las prácticas yóguicas avanzadas producen ananda, el gozo yóguico impersonal, pero – como señala Sri Aurobindo – la alegría del amor del corazón es más profunda y satisfactoria que el ananda.

De modo que si cada día dedicamos un espacio a esta práctica – junto con la de asanas, pranayama y meditación – saborearemos diariamente el néctar del amor. Y nuestro corazón empezará también a expandirse.

En la práctica avanzada del Bhakti Yoga, uno empieza a prolongar este estado del amor a la vida cotidiana, justo igual que uno prolonga a la actividad diaria la quietud mental y el discernimiento obtenidos en las meditaciones. El devoto empieza a ver a su imagen divina en los demás – independientemente de que los otros lo sepan o no – y en lo que le rodea, y sigue proyectando su amor incondicional hacia esa imagen omnipresente. Tal es el ideal prescrito en el Bhagavad Gita:

Con la mente armonizada por el Yoga, el yogui ve al Ser morando en todos los seres, y a todos los seres en el Ser; él ve lo mismo en todas partes. El que Me ve en todas partes y ve todo en Mí, no llega a separarse de Mí, ni yo llego a separarme de él” Bhagavad Gita VI.29-30.

Esta prescripción es, en realidad, una receta para la felicidad del estudiante.

La llamada “visión universal del amor” sucede cuando el yogui ve al objeto de su devoción en todo. Entonces toda la existencia, todo lo que ve y hace se convierte en una fuente de disfrute del amor divino. “Ya sólo en amar es mi ejercicio” escribía San Juan de la Cruz. Ésta es la realización yóguica del Bhakti Yoga; la realización amorosa del Uno. Un sendero extremadamente dulce y gozoso. 

martes, 7 de octubre de 2014

Comprendiendo las meditaciones de Kriya Yoga


Existe, a veces, una falta de comprensión sobre lo que son las meditaciones o dhyanas del Kriya Yoga de Babaji, y sobre su propósito y finalidad. Mucha gente, cuando se habla de meditación en Yoga, piensan que se trata de “dejar la mente en blanco”. Lo correcto sería hablar de “aquietar la mente”, aunque una meditación puede incluir mucho más que eso.

En el Kriya Yoga definimos la práctica de la meditación, Dhyana Yoga, como “el arte científico de dominar la mente”. No se trata de anularla, sino de dominarla. Normalmente nuestra propia mente nos domina a nosotros, estamos sometidos física y emocionalmente a cualquiera de sus ocurrencias, a menos que llevemos a cabo el trabajo de hacernos cargo de ella.

La mente es un instrumento creador que usamos constantemente, seamos conscientes o no de ello. Con ella creamos y recreamos nuestra realidad personal. El libro “La voz de Babaji” dice al respecto: “Si crees que tú mismo eres creado por las circunstancias externas, serás entonces golpeado completamente por las circunstancias. Descubre que tú eres en realidad el poder creativo, y que tú puedes controlar el suelo y las semillas escondidas de tu ser, de los que crecen las circunstancias. (...) El mundo exterior de las circunstancias se moldea a sí mismo según el mundo interior del pensamiento. Las circunstancias no te hacen, sino que te revelan”.

Asumir que creamos desde nuestra mente las circunstancias que nos rodean, de forma consciente o inconsciente, supone abandonar el victimismo y asumir nuestro propio poder. De modo que, si queremos hacernos cargo de las circunstancias que rodean nuestra vida, tendremos que empezar por hacernos cargo de lo que está sucediendo en nuestra mente. Todo lo que creamos desde la inconsciencia lo podemos crear también desde la plena consciencia: “La mente es, una vez más, un tejedor maestro. La mente teje el vestido interior del carácter y también el vestido externo de las circunstancias. Así, lo que había tejido hasta ahora desde la ignorancia y la oscuridad, puede ahora destejer desde la iluminación y la claridad” (La voz de Babaji). Y aquí entra en juego el papel de las dhyanas o meditaciones de Kriya Yoga.


Visualizar nuestras circunstancias

La palabra “Siddha”, que designa a los maestros realizados del Yoga, está relacionada con la palabra “siddhi”, que significa “perfección”, y también alude a los “poderes yóguicos”. El Yoga tiene ofrece herramientas para despertar todo el potencial humano, incluyendo lo que algunos llaman poderes yóguicos, que no son sino posibilidades de crecimiento a nuestro alcance. Las herramientas para ello son el dominio de la mente y el dominio del prana, la energía vital.

El dominio de la mente consistiría en algo tan básico como ser capaz de no pensar lo que no quieres pensar, y de pensar lo que quieres pensar, de forma sostenida. Algo tan sencillo como esto, pero, ¿hay alguien que pueda hacerlo durante siquiera tres minutos? Las dos primeras meditaciones de las siete que se enseñan en la primera iniciación de Kriya Yoga ayudan a desarrollar estas dos capacidades. Luego, con las siguientes meditaciones, aprendemos más cosas: a visualizar y a recrear aquello que queremos manifestar en nuestra vida, y a desarrollar nuestro discernimiento intelectual, nuestra intuición y nuestra conexión con la superconsciencia (Babaji).

Todas estas habilidades van más allá del mero dejar la mente en blanco; suponen desarrollar sus posibilidades latentes, desplegando nuestro potencial humano. Ése es el camino de los Siddhas. Y aunque no alcancemos la realización yóguica que ellos manifestaron, el cultivo de estas meditaciones puede ayudarnos a mejorar las circunstancias que nos rodean.

Lo que el estudiante debe comprender es que resulta fundamental que llevemos a nuestra vida cotidiana el logro obtenido con la práctica de las meditaciones: la capacidad de desapego, la de visualizar lo que queremos crear, la intuición y la inspiración. La meditación no es una actividad disociada del resto de nuestra existencia, sino una actividad diseñada para entrelazarse con ella y transformarla. Sólo entonces la práctica del Kriya Yoga cobra su pleno sentido, y se convierte también en una forma de vida.


Un Yoga dinámico

Este enfoque de las meditaciones de Kriya está dentro de la orientación tántrica del linaje de los Siddhas. El Yoga clásico busca sencillamente trascender y dejar atrás el mundo, la mente y los sentidos, para lograr la liberación; se trata de un Yoga destinado a los renunciantes. El Yoga tántrico involucra al mundo, a la mente y a los sentidos en la vivencia espiritual. La palabra “tantra” significa “red” o “tejido”. El Divino está entretejido en nuestra vida ordinaria, y el Siddha aprecia el juego de la Divinidad, incluso con los cinco sentidos. Si el Divino está en todo, ¿a dónde puede uno huir? Lo que hace falta es una transformación del punto de vista para percibir a este Divino; hace falta “tener ojos para ver”.

El enfoque tántrico está en sintonía con las circunstancias de esta era actual, tal como las explica “La voz de Babaji”: “La humanidad del siglo veinte está dominada por rajas. En todas partes, la ronda diaria del hombre normal está caracterizada por la actividad cargada conscientemente de alta tensión. (...) Todos los hechos mencionados previamente deberán ser tenidos en consideración, si los principios de Babaji y de la forma de vida del Kriya Yoga deben convertirse en los medios para redimir y elevar al hombre de su ciénaga. Esta pasión por la actividad extrema no puede ser reprimida. (...) El Yoga, también, debe asumir el aspecto de ser fácilmente practicable por todos. Como la actividad es inevitable, el Yoga debe cumplirse en y a través de la actividad.

El ideal del Gita es, de forma notable, el más indicado para la presente era. Cada acto normal debe constituir una síntesis de todos los yogas. La sadhana no debe implicar un divorcio y una ruptura con la vida normal. Ésta última se convertirá por sí misma en una sadhana dinámica a través de un cambio de tu ángulo de visión”.

En la tercera iniciación de Kriya Yoga el estudiante aprende a aquietar y detener la mente y la respiración para entrar en el estado de samadhi o absorción cognitiva, y vivenciar así la consciencia pura, el Ser. Sin embargo, tal aquietamiento se puede experimentar ya desde la primera iniciación al practicar la primera técnica de meditación o el Kriya Kundalini Pranayama.

El dominio de la mente que se logra con las siete meditaciones de la primera iniciación sirve, además de lo expuesto, también para aquietarla en las fases más avanzadas de la sadhana. Al final el estudiante comprende y realiza que el Yoga incluye toda nuestra vida, abarcando tanto la quietud del silencio como la acción. Todo está igualmente entretejido por el Ser, del que formamos parte inseparable

Nityananda

lunes, 22 de septiembre de 2014

"¿Qué forma he de atribuirte para poder pensar en Ti?"

























Dijo Arjuna (el devoto),"¿Cómo podré conocerte yo a través de la meditación? ¡Oh mi Señor! ¿Qué forma he de atribuirte para poder pensar en Ti?".


La respuesta de Krishna (la consciencia cósmica) fue:

“Escucha, pues, oh Arjuna, pues voy a revelarte algunas de mis manifestaciones. Sólo las principales, pues en verdad, es imposible cantar las glorias de Mi infinita grandeza. No hay un fin para mis divinas manifestaciones en los diferentes órdenes.

Yo soy el Espíritu, principio eterno que mora en el corazón de todas las cosas. Soy el principio, el medio, el fin de todos los seres vivos.

Yo soy la mente, y morando dentro de todos los seres vivos, Yo soy la Luz de la conciencia.

Entre los espíritus radiantes, yo soy el fuego, y entre las más altas cumbres Yo soy el Kailash, la montaña de los dioses.

Todo lo que existe halla en Mí su principio, su medio y su fin. Entre todos los conocimientos, Yo soy el Conocimiento del Alma. Entre los muchos caminos, Yo soy el único que conduce a la Verdad.

Soy el tiempo eterno, el Creador que todo lo ve.

Soy la muerte que pone fin a todas las cosas, al igual que soy el origen de todas las cosas que han de venir.

Entre las propiedades de la Naturaleza soy la Fama y la Prosperidad, la Memoria, la Inteligencia, la Elocuencia, la Constancia, y la paciente Bondad.

Soy la astucia en los juegos de azar, y la belleza en todas las cosas bellas. Victoria soy, siendo al tiempo la lucha por conseguirla. Soy la bondad en aquéllos que son bondadosos.

Soy el Silencio en el que se esconden los sagrados misterios: Soy el Conocimiento de aquéllos que en verdad conocen.

Y has de saber, oh Arjuna, que soy Yo la semilla de todo y que sin Mí no existiría ninguna de las cosas que se mueven ni tampoco aquellas que permanecen inmóviles.

¡Oh Arjuna! Estas palabras que he pronunciado correspondiendo a tu ruego, revelan tan sólo una diminuta parte de Mi infinita gloria.

No obstante, has de saber que todo cuanto haya de bello o bueno, toda chispa de gloria o de poder que puedas apreciar forma parte de mi naturaleza.

Mas, ¿para qué abrumarte con la incontable diversidad de mis manifestaciones? Te basta con saber que con una pequeña parte de mi Ser, Yo mantengo el universo entero. En realidad, Yo Soy.”


Bhagavad Gita, cap. X.

martes, 2 de septiembre de 2014

Ganesha, el guardián del umbral


La imagen de Ganesha, con cuerpo humano y cabeza de elefante, es una de las más populares en India, y es muy rica, además, en significados y enseñanzas. 
Los Siddhas usaron estas imágenes en sus poemas, para transmitir conocimientos yóguicos ocultos.


Ganesha personifica el aspecto de Dios que despeja los obstáculos para las empresas humanas, sean materiales o espirituales; preside todos los comienzos, y los hace posible con su bendición. 
Él despeja los obstáculos del karma para que puedas realizar tu misión en la vida. Es también uno de los aspectos más accesibles del Divino; se dice que si le rezamos como Ganesha es fácil recibir una respuesta.  

 

Ganesha también representa el discernimiento y la prudencia. ¿Has visto a un elefante manejar su trompa? A pesar de ser tan voluminosa y fuerte, la mueve con un cuidado exquisito, sin dañar jamás con ella a los que tiene cerca.


Ganesha, se dice, está asociado al primer chakra, de modo que el sendero espiritual empieza con su bendición.

Se le representa apoyado sobre un pie, manteniendo el otro en el aire, lo que significa que debemos tener un pie en el mundo y otro pie en la vida espiritual. De sus dos colmillos, uno lo tiene cortado; esto significa que no debemos caer en la dualidad del mundo, sino ver a la única Divinidad tras todos los acontecimientos.

La montura de Ganesha es una rata, que se desplaza de forma sigilosa e inadvertida: así es como trabaja la gracia de Dios, en la oscuridad y sin que nos demos cuenta, abriendo los caminos y las puertas. Pero una rata también puede acabar con las cosechas almacenadas en los graneros, si no la mantenemos bajo control. De forma similar, el deseo descontrolado nos hace perder nuestras ganancias materiales y espirituales. ¿Cómo puede un elefante ir montado sobre una rata? Ganesha puede hacerlo ya que, aunque disfruta de la vida, mantiene al deseo bajo control. Le encanta comer dulces; su gran vientre nos muestra que debemos digerir por igual todas las experiencias de la vida, sean placenteras o dolorosas. También disfruta danzando y tocando el tambor. El tambor representa el sonido cósmico Om; uno de los significados esotéricos de Ganesha es que es la imagen del Om, cuya sílaba en sánscrito parece el contorno de un elefante.

El origen de Ganesha es peculiar. Se dice que Parvati, la consorte de Shiva, deseaba tener un hijo que vigilara para que nadie la molestase cuando se bañaba, mientas su esposo estaba ausente en sus meditaciones. Así que modeló una figura humana con barro y le dio vida: Ganesha. Parvati fue a bañarse, y dejó a su hijo cumpliendo fielmente su trabajo de vigilante. Ocurrió que Shiva volvió a su hogar, y se encontró con Ganesha, que de ninguna forma le dejó pasar. Irritado, Shiva acabó con su vida cortándole la cabeza. Parvati, al descubrir lo sucedido, se enfadó sobremanera y le dijo a Shiva que había matado a su propio hijo. Shiva tomó la cabeza del primer ser que se encontró – un elefante – y se la puso al cuerpo de Ganesha, devolviéndole la vida (en India son expertos en arreglar las cosas sobre la marcha). Parvati tampoco puso objeciones al cambio... al fin y al cabo, una madre es una madre. Desde entonces Ganesha mantiene esa forma, con la que es conocido y venerado.

Parvati es Shakti, la energía universal, y Shiva es la Consciencia universal. Para llegar a experimentar la consciencia pura, Shiva, debemos ser transformados. El ego humano debe ser sustituido por el discernimiento, representado en la cabeza del elefante, capaz de ver al Divino en medio de la realidad cotidiana – trascender la dualidad aparente por la visión del Uno.

jueves, 21 de agosto de 2014

El conocimiento último


Toda búsqueda de conocimiento finaliza en lo que en India llaman vinjnana – la sabiduría. La sabiduría real es el conocimiento de la realidad última o primordial. Algunos lo llaman “Dios”, pero, ¿qué es este Dios?

Popularmente, en nuestra tradición judeo-cristiana, uno puede pensar en un anciano vestido de camisón sentado encima de una nube, en los “cielos”.

La tradición de los Siddhas habla de una única consciencia que está detrás de todas las cosas, de la que nosotros no seríamos sino una parte fragmentada, separada del resto de ella por el principio de la naturaleza llamado “ego”. El trabajo del yogui es expandir su propia consciencia, hasta fundirse con esa consciencia única que abarca todo lo creado y lo no creado. Los yoguis de realización espiritual son omniscientes, están en todas partes, y trascienden en su conocimiento el pasado, el presente y el futuro.

Jesús hablaba de esta consciencia trascendente como “Padre nuestro que estás en los cielos”. Los Siddhas de la India hablan de vettaveli o espacio de liberación. El espacio, el cielo, es una buena imagen para ilustrar a esa consciencia omnipresente; igual que el espacio, sin principio ni fin, la consciencia es la base primordial sobre la que se manifiestan los objetos que experimentamos, la creación.

Igual que el vapor del aire se puede condensar en agua y solidificar en hielo, esta consciencia suprema puede personificarse en formas infinitas, en tantas como devotos o religiones que la adoran. La mente humana necesita formas para concebir lo que está más allá, porque no puede concebir la consciencia sin forma, la meta final de la realización humana espiritual.

Dijo Shiva: Dios no es Vishnu, Brahma ni Shiva, ni el viento, ni el sol ni la luna, ni los brahmines ni los reyes, ni tú ni yo, ni Lakshmi ni la mente. Dios no tiene forma y no está determinado por objeto alguno, sea cual fuere; el esplendor no creado que no tiene principio ni fin, es lo que se conoce como Dios o el Señor Shiva, que es consciencia pura. - Yoga Vashishta

La consciencia pura nunca es un objeto – es el sujeto. Pero la mente siempre busca “objetos” a los que agarrar o perseguir. Cuando la mente se fija en el sujeto, en la consciencia ¡tiende a desaparecer! Por ello, cuanto más indagamos sobre el origen de nuestra propia consciencia, más profundizamos en el silencio – en la ausencia de objetos mentales.

La detención total de la mente puede ser de dos clases. Una es el autoconocimiento o auto-indagación sobre el Ser; la otra es la detención del prana o fuerza vital. - Yoga Vashishta.

La mente no puede “entender” la consciencia, no puede agarrarla como un objeto, porque cuando aparece la consciencia, la mente pasa a ser un objeto más, que puede ser también observado, hasta que desaparece.

Imaginemos que vamos caminando por la noche, iluminando nuestro sendero con la ayuda de una linterna. Con ella iluminamos y vemos todo lo que nos encontramos, pero quizá nunca se nos ocurriría ver la linterna misma, nuestra fuente de luz. Con la ayuda de un espejo podríamos reflejar su luz de vuelta a su origen, y comprender que salía de la linterna.

Hay cosas que vemos y cosas que nunca vemos ni cuestionamos. Nuestra mente y nuestro ego (el “yo”) son unas de ellas; con el espejo de la meditación y la auto-indagación podríamos revertir el flujo de nuestra atención y ser conscientes de ellas. Nos encontraríamos entonces con un conjunto de patrones mentales y emocionales recurrentes que llamamos nuestro “yo”, y que, desde nuestro nuevo ángulo de visión, ya no tenemos necesariamente por qué seguir ciegamente. Y tras ello queda la luz pura sin imágenes del Ser, la consciencia pura incondicionada.


Samadhi – de la forma al Absoluto

El Raja Yoga de Patanjali, descrito en sus Yoga Sutras, propone un proceso de meditaciones que van separando la consciencia humana de su ligación con los objetos, incluyendo los sentidos y los pensamientos, hasta experimentar la absorción en la consciencia pura – lo que se llama samadhi.

El Kriya Yoga de Babaji propone esta misma meta, con la ayuda además de técnicas más energéticas como el pranayama y las asanas, propias del Yoga más tardío, el Yoga tántrico.

Un error al practicar las kriyas o técnicas de samadhi es buscar experiencias trascendentales. Las kriyas de samadhi siguen el proceso de samyama descrito en los Yoga Sutras: concentración, meditación y absorción (samadhi). La mente se acaba disolviendo en diferentes temas de concentración, y lo que sigue es la vivencia de la consciencia pura.

Lo fenoménico, incluyendo la fenomenología “espiritual” (visiones, revelaciones, poderes psíquicos…) es un desvío de la meta. Esas experiencias, en el mejor de los casos pueden indicarnos el camino a seguir, pero no son fines en sí mismas. El fin es la consciencia pura, la realidad última que hace posible que existan todas las experiencias, el Ser. En India definieron esta realidad primordial como Sat-Chit-Ananda: existencia, consciencia y gozo absolutos.


Del Absoluto a la forma

Pero tras la experiencia de la consciencia pura, está “la vuelta al mercado” que dicen en el Zen. La consumación de la realización yóguica viene cuando esta dualidad entre el silencio absoluto de la consciencia pura y la vivencia entre el mundo de los objetos se va disolviendo, hasta que toda la vida cotidiana se convierte en samadhi – la vivencia de Dios o la consciencia cósmica también en el mundo. Técnicamente esto se llama sahaja nirvikalpa samadhi en el Yoga clásico.

Los Siddhas llevan esta integración a su máxima expresión, con el llamado soruba samadhi, la divinización de las células del cuerpo físico. Una realización espiritual que trasciende incluso la dualidad de la vida-muerte en el plano físico. Ramalinga Swami, un santo de la India del siglo XIX, es un caso moderno conocido de un yogui con esta rara y suprema realización. 

viernes, 18 de julio de 2014

Uno, dentro y fuera


El mundo exterior se convierte en el viaje interior. Si sabes lo que estás buscando, los mensajes están todos a tu alrededor. Si una situación aparece llena de ironía cósmica, eso es probablemente tu gurú. Si tu vida parece estar llenándose
 de locas coincidencias y de sincronicidad, eso también es la gracia del gurú. El gurú es un pillo, siempre jugando contigo, siempre mostrándote dónde no éstas.

Tu trabajo es practicar el contentamiento y la entrega. Así es como permites que el gurú trabaje a través de ti. Incluso cuando vengan los malos tiempos o las cosas dolorosas, permítete estar con ello como si fuera una forma implacable de gracia. Es el gurú ayudándote a ver tus apegos y tus sufrimientos, desde el punto de vista ventajoso del alma.

El gurú y tu Ser interno son uno.

Ram Dass, "Be love now"

lunes, 14 de julio de 2014

La disciplina para manifestar el Alma



¿Necesitas el Yoga para "ser"? No, para ser no te hace falta. Puedes pasarte el día tumbado en la cama, y eres. Puedes pasarte toda la vida encerrado en la cárcel, y eres. Pero, ¿quién querría una vida así? Tu alma, tu ser real, necesita y quiere manifestarse a través de tu mente, tus emociones, tu cuerpo, y desarrollar toda su plenitud en este mundo. Ése es el juego, y uno es más feliz y pleno cuanto más lo juega. Pero, en este intento de manifestarse, el alma choca con las limitaciones del "yo", la principal de las cuales se llama "ego" - la creencia de que somos un ser separado de todo, jugando a la dependencia o a la independencia (manteniendo igualmente el error básico de la separación). El Yoga te ayuda a eliminar los obstáculos internos para que tu alma pueda manifestarse cada vez más.

Resulta muy, muy ingenuo afirmar que el ego deja de existir con sólo "ser", o con "fluir". El ego sólo quiere sus placeres físico-emocionales, no sabe nada más, y los que proclaman tales cosas raramente renuncian a ellos; en realidad, viven para ellos, es toda su existencia: comida, sexo, un entretenimiento aquí o allá. Se pierden el éxtasis de su alma por un plato de lentejas, y ¡confunden eso con la "realización"! El Yoga real acaba radicalmente con todos esos auto-engaños, te enfrenta a tus limitaciones, y no te ofrece sino "disciplina". La cosa se ve de otro modo cuando tu Alma empieza a manifestarse gracias a esa "disciplina", y el gozo indescriptible empieza a danzar sobre las antiguas limitaciones del ego.

El único tesoro


Este sábado pasado 12 de julio se ha celebrado Gurupurnimá, la luna llena del Gurú. En el enlace puedes bajarte varios textos sobre el rol de un verdadero gurú. He tenido la suerte de conocer devotos de Sai Baba, Amma, Haidakhan Baba, Kriya Babaji... todos tienen historias reales y maravillosas que contar sobre cómo la gracia del gurú se ha derramado en sus vidas - a veces salvándolas de la muerte incluso. No hay mayor tesoro en esta tierra que un Satgurú, cuya relación con el devoto es eterna; una relación que uno no elige, sino que encuentra, y que es la fuente inacabable de gozo en medio de las tribulaciones de la vida, y la luz para los que buscan "la orilla más lejana".

¡Que todos y todas seamos así bendecidos! 

viernes, 4 de julio de 2014

Mucho más allá


Ser el testigo de todo, y experimentar el gozo que resulta de ello, está bien. Esto no es el final, sino el principio. El yogui va mucho, mucho más allá de eso. A través del pranayama, de la meditación avanzada, o de la mezcla de ambos, revierte su consciencia en el corazón de la consciencia misma, en el núcleo no sólo de su ser, sino del Ser universal. Este estado se llamada "samadhi" en Yoga. El yogui que lo experimenta pierde toda noción del mundo, lo que técnicamente se llama "savikalpa samadhi" o "kevala nirvikalpa samadhi" (varía según las clasificaciones). Tras volver de este samadhi el yogui puede desarrollar poderes milagrosos o un carisma fascinante, pero, como sigue teniendo un ego, puede errar totalmente, como cualquier persona.


El yogui de realización completa alcanza el "sahaja nirvikalpa samadhi" - logra el samadhi permanente, mientras puede seguir llevando una vida cotidiana. Aquí ha perdido su ego por siempre, es el Ser universal manifestándose a través del caparazón de su antigua personalidad humana, normalmente para cumplir alguna misión o trabajo en esa encarnación.

Pocos seres alcanzan este estado final; el mismo Yogananda lo logró en los últimos años de su vida - por eso sus fotos de ese periodo tienen esa mirada tan penetrante.

jueves, 5 de junio de 2014

No hay diferencia


India y sus sadhus (renunciantes), con sus pruebas misteriosas. Una anécdota del próximo libro "Kriya Yoga: profundizando en tu práctica":

Hace años, en una playa de Rishikesh, India, fui sacada de mi meditación por los gritos de un sadhu que actuaba como un loco. Surgió como de la nada o eso pareció, en una tormenta de gritos e imprecaciones. Abrí mis ojos y le vi agitando una afilada espada de metal, atacando una y otra vez por la arena, gritando en hindi o en sánscrito, un lenguaje que no entendía. Parecía bastante perturbado, incluso furioso. No sabía si estaba cantando o enfadado con todos los occidentales de la playa, o con Dios mismo. Siguió vociferando durante una hora. Los occidentales, asustados por sus diatribas, agarraron sus esterillas de Yoga y sus cojines de meditación y se fueron en desbanda por la costa rocosa para encontrar la paz de los jardines de sus hoteles. El sadhu continuó con su bronca. Cerré mis ojos y seguí meditando. Encontré el sonido de su voz auténtico, excitante y calmante al mismo tiempo. Cuando después abrí mis ojos, el sadhu estaba sentado a mi lado, sonriéndome muy dulcemente. Habló en inglés: “Dios es Amor. El Amor es Dios. A veces debemos demandar su atención”. El sadhu me dio un diente de ajo y un puñado de hierbas y me dijo que los comiera, en ese momento y allí mismo. Lo hice. Luego dijo “nunca olvides que no hay diferencia entre el Amor y Dios. Para encontrar a uno, busca al otro”.

sábado, 24 de mayo de 2014

Cómo atar a Dios


Cuenta el Srimad Bhagatavam que en una ocasión Yasoda sostenía al pequeño Krishna en sus faldas, pero lo tuvo que dejar en una silla para atender la leche que hervía. Krishna se enfadó por ello y empezó a hacer trastadas, rompió una vasija de leche cuajada, y se escapó en busca de queso. Cuando se hartó de comerlo, le dio el resto a un mono. Yasoda vio el desastre en la cocina y se encontró a Krishna con la cara embadurnada de queso y con el mono al lado, por lo que se enfadó de verdad.

“Ahora te vas a enterar” exclamó. Agarró una cuerda y decidió atar a Krishna a un mortero de madera, pero la cuerda era muy corta. Entonces juntó todas las cuerdas que pudo encontrar, las unió, pero – ante su sorpresa – vio que no eran suficientes para sujetarlo. Yasoda, confusa, no entendía nada.

Krishna, viendo a su madre tan atónita, le sonrió y se dejó atar.

“El que no tiene principio ni fin, extendido por todas partes, permitió que Yasoda lo atara. El Divino deja que aquellos que lo aman lo controlen; aunque infinito y más allá de todo alcance, puede ser atrapado a través del amor.”

El poder más grande


"Mi Maestro tiene poderes yóguicos increibles. Y el más increible de todos, tiene el poder de abrirme el corazón".

Gracia


La luz está en todas partes, pero eres más consciente de ella si miras al sol, su fuente. De forma similar, la Gracia está en todas partes, pero es más evidente cuando te concentras en ella, y en la fuente divina que es su origen.



miércoles, 30 de abril de 2014

La demonia Putana y Krishna


Cuando Krishna era un bebé, la demonia Putana se dirigió a la aldea de Gokula, donde vivía, con la idea de matarlo (cosas de demonios). Para ello transformó su apariencia horripilante en una deslumbrante mujer, bellamente ataviada, y untó
con veneno sus hermosos senos. Así se presentó en la aldea, abriéndose paso entre sus habitantes, tan deslumbrados por su impresionante apariencia que nadie objetó nada cuando se dirigió a la cuna donde estaba Krishna y sacó su pecho para darle de mamar. 

El pequeño Krishna se puso a beber de su pecho con fruición, ante el regocijo de la demonia Putana. Pero pronto ella sintió que algo iba mal. No sólo porque el veneno no parecía surtir efecto alguno, sino que, con cada trago de Krishna, se sentía más y más débil... comprendió, con espanto, que el bebé le estaba absorbiendo toda su energía vital. Dio un alarido e intentó separarse de él, pero el bebé Krishna agarró su pecho con tal fuerza que no podía huir, mientras mamaba con más y más intensidad. La bella Putana fue perdiendo su belleza y su forma, arrugándose como una pasa seca mientras Krishna absorbía con satisfacción hasta el último suspiro de su energía. Finalmente cayó muerta, con la apariencia de una hoja marchita, recobrando su apariencia retorcida de demonia.

Los aldeanos comprendieron entonces que habían sido engañados por una demonia, y recogieron sus restos para incinerarla en una pira, mientras Krishna, tras la comida, dormía plácidamente en la cuna. Prendieron fuego al cadáver de Putana, y cuando las llamas se elevaban, oyeron con sorpresa una música como de otro mundo, y vieron que de ellas salía la forma de un ser angélico. Era el ángel Punita, que antes de partir hacia regiones celestiales, les dijo que Krishna la había transformado a ese estado, que ya no era más la demonia Putana. Cuando él absorbió su toda energía vital, absorbió también todo su mal karma. Krishna aceptó el alimento que ella le ofreció, aunque envenenado. Y Punita se elevó rauda hacia los cielos.

"Entrégame todo a mí, lo malo y lo bueno, y yo te liberaré de tus cargas" dice Krishna en el Gita. La forma de liberarnos de los frutos de nuestras acciones, buenos o malos, es entregarlos al Divino. Si  aceptó el veneno de la demonia Putana, ¿cómo no aceptará cualquier cosa que le ofrezcamos con amor?


martes, 15 de abril de 2014

Hanumán y la montaña


Cuenta el Ramayana que, al luchar contra el demonio Ravana, resultó herido de gravedad Lakshman, hermano de Rama (un avatar o encarnación divina). Sólo podía ser curado con una hierba que crecía en la montaña Dronagiri, en los Himalayas ¿quién podría traerla hasta Sri Lanka? Hanumán, el fiel mono servidor de Rama, voló hasta los Himalyas, usando sus poderes yóguicos.

Pero una vez en la montaña, no sabía cuál de todas las hierbas era la curativa. Así que llevó la montaña desde los Himalayas hasta Sri Lanka, para que los médicos escogieran ellos mismos la hierba. Una vez curado Lakshman, Hanumán la devolvió a su sitio (y aquí no ha pasado nada).

El dios-mono Hanumán es muy querido en toda India, se le representa a menudo volando con la montaña Dronagiri en su mano; hoy celebran su nacimiento. Hanumán representa al devoto perfecto del Divino, siempre tan ocupado en servir, que hay que recordarle su propia grandeza.


martes, 28 de enero de 2014

"La Madre Divina se ha convertido en todo"


La Madre Divina me reveló en el templo de Kali que era Ella quien se había convertido en todo. Me mostró que todo estaba lleno de Consciencia. La imagen era Consciencia, el agua era Consciencia, el altar era Consciencia, los recipientes de agua eran Consciencia, los umbrales de las puertas eran Consciencia, el suelo de mármol era Consciencia - todo era Consciencia. Encontré todo lo que había en la habitación impregnado, por así decirlo, de Gozo - el Gozo de Satchidananda. Vi un hombre malvado enfrente del templo de Kali, pero en él vi también el poder de la Madre Divina vibrando. Es por ello que alimenté a un gato con la comida que se había ofrecido a la Madre Divina. Percibí claramente que la Madre Divina misma se había convertido en todo - incluso en el gato. El director del jardín del templo escribió a Mathur Babu diciéndole que estaba alimentando al gato con la ofrenda destinada a la Madre Divina. Pero Mathur Babu presintió el estado de mi mente. Le escribió al director: "Déjalo que haga lo que quiera. No debes decirle nada" ~ Sri Ramakrishna

lunes, 20 de enero de 2014

Las vírgenes necias y las prudentes... o la consciencia receptiva


El Reino de los Cielos será semejante a diez vírgenes, que, tomando sus lámparas, salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias tomaron sus lámparas, pero no se proveyeron de aceite, mientras que las prudentes tomaron aceite en las aceiteras, juntos con sus lámparas. Como tardara el esposo, les entró sueño a todas y se durmieron. A media noche se oyó un grito: “Ya está aquí el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas las vírgenes y aderezaron todas sus lámparas. Las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan”. Y las prudentes respondieron: “No sea que no baste para nosotras y vosotras, mejor es que vayáis a los vendedores y lo compréis”. Mientras fueron a comprarlo vino el esposo, y las que estaban dispuestas entraron con él a las bodas y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes diciendo: “¡Señor, Señor! ¡Ábrenos!”. Y él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Vigilad, pues, porque no sabéis el día ni la hora, Mateo 25.1-13.

Aquél que somete a los elefantes de los cinco sentidos
Enciende la lámpara de la sabiduría
Y entrando en su resplandor
Expulsa la oscuridad del interior, Tirumandiram, 2316.



Las cinco vírgenes hacen referencia a los cinco sentidos físicos. La llama de las lámparas representa la consciencia, nuestra capacidad de darnos cuenta de las cosas. Para estar conscientes y vigilantes hace falta energía, mucha energía, representada por el aceite de las lámparas; cuando somos vencidos por el cansancio o el sueño no podemos seguir manteniendo nuestra consciencia por más tiempo.

Normalmente somos absorbidos por las experiencias de los cinco sentidos, ponemos en ellos toda nuestra energía. Pero dentro de las múltiples voces que hay en nuestro interior, está la voz del novio, del Bienamado, de nuestra propia Divinidad o nuestro Ser Superior. No podemos oírla si no creamos dentro de nosotros un espacio de silencio que nos vuelva receptivos a ella. Por ello debemos reservar una parte de nuestra consciencia-energía para crear esta receptividad.

La consciencia es la parte de nosotros que es un testigo de todo lo que sucede. Jesús nos exhorta para que practiquemos la consciencia más y más. “Consciencia” un término relativamente desconocido en Occidente, donde se identifica la psique o la mente con los pensamientos, sin descubrir que detrás de ellos existe una realidad más profunda, un testigo que los experimenta.

Muchas tradiciones espirituales de Oriente se basan en el cultivo de la consciencia o la atención. Si observamos más y más nuestros pensamientos, sentimientos y percepciones conforme nacen, transcurren y desaparecen, estaremos menos sometidos a su dominio, no reaccionaremos automáticamente frente a ellos conforme aparezcan. Y con esta práctica descubriremos un espacio de paz entre ellos: es la paz de nuestro ser (existencia-consciencia-gozo), que se filtra a través de ellos como los rayos del sol se filtran a través de las nubes. El cultivo de la consciencia nos permitirá percibir las sutiles llamadas e intuiciones que a veces surgen de nuestro interior, de nuestro propio ser. Son tan sutiles que sólo en un espacio de receptividad interna podremos darnos cuenta de ellas.



Del libro
"El Yoga de Jesús: la experiencia del Reino de Dios"
www.elyogadejesus.com

viernes, 10 de enero de 2014

Donde la razón no se atreve a entrar

(foto desde la cueva de Babaji en Ranikhet)

"Reza y medita diariamente. La oración puede alcanzar un reino donde la razón no se atreve a entrar. Puede mover montañas, obrar milagros, liberar al devoto del miedo a la muerte, llevarlo más cerca de Dios, y hacerle sentir la consciencia divina y su naturaleza esencial, inmortal y gozosa. 

Entrega todo a Babaji. Coloca tu ego a Sus Pies de Loto y descansa. Él se hará completamente cargo de ti y de tu “equipaje innecesario”. Deja que Él te moldee como quiera. Déjale que haga exactamente lo que quiera. Él eliminará todos los defectos y debilidades. Él tocará bellamente con la flauta de este cuerpo." 


La voz de Babaji