‘Si me rechaza me tiraré desde esta montaña. La vida ya no tiene valor si no puedo conseguir su guía a la Divinidad’.
‘Entonces salta’, dijo Babaji impasible. ‘No puedo aceptarte en tu actual estado de desarrollo’.
El hombre se arrojó inmediatamente a la sima. Babaji ordenó a los conmocionados discípulos que trajeran el cuerpo del desconocido. Cuando volvieron con la forma mutilada, el maestro colocó su divina mano sobre el hombre muerto. ¡Y he aquí que éste abrió los ojos y se postró humildemente ante el omnipotente maestro!
‘Ahora estás preparado para ser mi discípulo’. Babaji sonreía radiante al chela resucitado. ‘Has pasado con valentía una difícil prueba. La muerte no volverá a afectarte; ahora eres uno de nuestro rebaño inmortal’. Después pronunció sus palabras de partida usuales, ‘Dera danda uthao’; todo el grupo desapareció de la montaña.”
Autobiografía de un yogui, cap.33
P. Yogananda