Miro a través del mundo y ningún horizonte se alza ante mi mirada;
veo París y Tokyo y Nueva York,
veo las bombas estallando en Barcelona y en las calles de Cantón.
Las innumerables felonías del hombre y los excepcionales buenos actos toman lugar dentro de mi único ser.
Soy la bestia que él asesina, el pájaro que él alimenta y salva.
Los pensamientos de mentes desconocidas me exaltan con su estremecimiento,
cargo el dolor de millones en mi pecho solitario.
"Hombre cósmico", Sri Aurobindo, 1938
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