jueves, 11 de agosto de 2022

Un Yoga integral












El Yoga puede practicarse, en mi opinión, sin necesidad de profesar o incorporar el hinduismo. Pero no puede darse sin espiritualidad, porque entonces no es Yoga.

La espiritualidad en el Yoga es la búsqueda de la unión con algo superior a uno mismo, que es el origen y la base de todo lo que existe.
Cuando el yogui busca la unión con “alguien” superior, en vez de con “algo”, hablamos de un Yoga devocional, Bhakti Yoga.
Cuando el yogui busca la unión con “algo” superior hablamos de un Yoga de la sabiduría, Jnana Yoga.
Los dos enfoques son igualmente válidos, dependen de las inclinaciones personales del yogui. También se pueden dar los dos enfoques juntos, buscando el aspecto personal y el impersonal del Absoluto.
En Occidente amamos los egos, los triunfadores a nivel profesional y económico, y los cuerpos jóvenes y hermosos – tal como podemos ver en los medios. Quizá por eso tenemos aquí un Yoga que potencia el ego y el culto a un cuerpo flexible y en forma (esto último, por cierto, desanima a la gente de mediana edad a practicarlo).
Eso es la perpetuación del engaño de la ignorancia. El yogui va más allá del apego a ambos, ego y cuerpo, para buscar la vivencia del Ser.
El Yoga tiene una muy amplia metodología para ello, con recursos diferentes para personas diferentes (la práctica de las posturas es sólo uno de ellos, que generalmente se usaba como preparación para prácticas más avanzadas).
Un Yoga integral que combine los diferentes recursos (posturas, respiraciones, meditaciones, mantras, discernimiento, devoción, etc.) para mí es lo ideal.
Pero siempre es recomendable la guía de un maestro o de un linaje.

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