El Yoga enseña que el gozo es nuestra naturaleza real. Nuestra mente, sin embargo, nos induce a creer que el gozo sólo aparece adquiriendo “algo”, experiencias o cosas.
En la sesión de Yoga nos olvidamos de las cosas. Aquietamos la mente mediante diversas herramientas yóguicas, y entonces encontramos ahí dentro el gozo sin objeto. El gozo de Ser. Una llama pequeñita dentro de nosotros, “en lugar donde nadie parecía”, que puede expandirse si en vez de ignorarla la reconocemos y la apoyamos.
La práctica enseña también que el gozo y el amor van unidos – la expansión de uno activa la expansión del otro. Y viceversa. Y que el corazón se relaja cuando se expande, está muy contraído y aprisionado en la cárcel limitada del “yo”, y todos sufrimos por ello.
No parece que la psicología occidental se haya dado cuenta de esto. Actualmente se recetan y venden muchos fármacos para aliviar las manifestaciones de este sufrimiento, en vez de dar tratamientos para expandir el amor y la consciencia y salir de la prisión claustrofóbica del “yo”.
Free your Self. Be Yoga my friend.
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