En el sendero de los Siddhas se sube una y otra vez la energía vital a lo alto de la cabeza, para activar los centros superiores de consciencia. El moño de pelo anudado en lo alto de la cabeza, típico de Shiva, representa esta concentración de la energía – el cabello equivale a la energía vital.
La apertura de los chakras superiores permite el acceso a la luz del Ser; “cuando vuestro ojo se hace uno, el cuerpo se llena de luz” dice Jesús, refiriéndose a la activación del chakra de la frente (Ajna). La luz siempre está ahí, pero es nublada por la mente y las emociones, ocupados en las actividades básicas de los chakras inferiores.
Con la práctica yóguica la luz se vuelve cada vez más hermosa y sutil, y no hay nada comparable a ella en la experiencia vital ordinaria. “No hay nada en el mundo fenoménico comparable a la luz. Es el tesoro de los Siddhas” – Siddha Sundaranandar. Los Siddhas hacen descender esta luz hasta el cuerpo físico y la materia, para su transformación y para el beneficio de todos los seres.
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