En ámbito del Yoga encuentro poco útil el debate/discusión sobre "espiritualidad" (sea lo que sea que esto signifique) o sobre "Dios". Cada persona tiene sus propias concepciones al respecto, y parece que no podemos avanzar mucho más allá de ellas. Pero todos tenemos en común la búsqueda de la felicidad. Los Siddhas enseñan que dentro de nosotros hay un espacio de felicidad incondicional, disponible 24 horas al día, al que se accede a través de la "sadhana" (práctica yóguica). Todo puede ser enderezado con la sadhana. Ser feliz, entonces, no es un tema del destino, es una opción personal que depende del esfuerzo yóguico adecuado - una afirmación de abrumadora simpleza. Y difícil de aceptar para la condición humana ordinaria, formada por multitud de tendencias y deseos dispersos, cada uno de los cuales busca su propia consumación. Usualmente tras esa consumación aún permanece insatisfecho el anhelo de felicidad, y entonces uno comprende finalmente la necesidad del esfuerzo yóguico.
Hay otro antiguo debate sobre si la felicidad depende de la Gracia o del propio esfuerzo. La Gracia es el regalo y la bendición de una consciencia superior que excede nuestro "yo". La respuesta es que la Gracia siempre está disponible, pero nos volvemos receptivos a ella y podemos recibirla cada vez más gracias a la sadhana.
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