El yogui desarrolla dos cualidades para el tránsito por la vida: el desapego y el amor.
El desapego nace de la comprensión de que todo lo que sucede en el mundo es temporal. De modo que intentar hallar la felicidad en algo que es temporal es una búsqueda condenada al fracaso.
La fuente de felicidad está en establecerse en el Ser real, que es consciencia pura y gozosa sin fin. Esto sería uno de los axiomas del Yoga.
Pero sólo con el desapego el mundo no tendría sentido. ¿Para qué necesita el Ser el mundo? Falta algo más.
El amor es el secreto y el sostén de la creación. En último término la creación sólo puede ser comprendida y disfrutada desde el amor.
Pero esto es, quizás, el secreto que ella guarda, para ser descubierto en la experiencia de la vida.
Los seres realizados nos han señalado hace tiempo el camino – pero al final es cada persona quien debe recorrer y vivir el suyo propio, realizar su propio descubrimiento.
No hay comentarios:
Publicar un comentario