Siendo uno con la consciencia omnipresente de Dios, Cristo sopla en el viento, ríe en
los arroyuelos, titila en las estrellas, se ruboriza en los atardeceres y
dulcemente sonríe en las flores con su fragante presencia. Quienes mantienen
cerrados sus ojos de sabiduría perciben las tenebrosas
calamidades del sufrimiento, la muerte, la enfermedad, el pesar y el fugaz
placer. Con los ojos abiertos, Cristo contempla solamente la luz, la dicha y
belleza; y él ora para que éstas se manifiesten en las almas terrenas, cuando,
por medio de la devoción, también abran sus ojos de sabiduría y de nuevo
despierte en ellas su gozosa inmortalidad.
P. Yogananda
Palpito en cada
seno, veo en cada ojo, golpeo en cada pulso, sonrío en cada flor, brillo en el relámpago
y rujo en el trueno. Me agito en las hojas, silbo en los vientos, y retumbo en
los mares encrespados. Soy la Sabiduría del sabio, la Fuerza del fuerte, y el
Heroísmo de lo heroico. Soy la misma vida del Infinito, dentro y fuera a la
vez. Soy el Uno en todo y el Todo en uno. Soy la Personalidad Impersonal del
universo entero. ¿Qué me puede preocupar? No me preocupo por las leyes de la
naturaleza. La muerte es un chiste para mí, y yo soy la muerte de la muerte.
Babaji
Una vez desaparece la consciencia del ego, el mundo se convierte en una fuente constante de gozo.
Sivananda
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