El Tantra es la parte más reciente del Yoga, se empezó a desarrollar en
India en el siglo V d.C. La cosa nació más o menos así: conforme avanzábamos en
lo que se llama la Kali Yuga, la Edad Oscura actual, los Siddhas, los maestros
realizados del Yoga, descubrieron que cada vez era más difícil para las
personas la meditación, la concentración. Todo el mundo estaba agitado. Así que
las técnicas (y las filosofías detrás de ellas) que hasta ahora funcionaban, ¡ya
no servían! Había que buscar otras.
El Yoga clásico, tal como lo refleja Patanjali en sus Yoga Sutras (siglo II a.C.), busca el principio puro de la consciencia, separado de la Naturaleza y sus manifestaciones. El yogui se concentraba en negar la realidad (“Neti, neti” – “no es eso, no es eso”) de los fenómenos impermanentes – el mundo, en definitiva. En esta obra no hay mención alguna a Kundalini o al manejo de la energía, ya que ella forma parte de lo impermanente. Tampoco se mencionan los chakras (centros sutiles de consciencia) ni cómo activarlos; lo que se enfatiza es la concentración mental, en busca de la experiencia final de la consciencia pura, desligada de lo fenoménico.
El Yoga clásico, tal como lo refleja Patanjali en sus Yoga Sutras (siglo II a.C.), busca el principio puro de la consciencia, separado de la Naturaleza y sus manifestaciones. El yogui se concentraba en negar la realidad (“Neti, neti” – “no es eso, no es eso”) de los fenómenos impermanentes – el mundo, en definitiva. En esta obra no hay mención alguna a Kundalini o al manejo de la energía, ya que ella forma parte de lo impermanente. Tampoco se mencionan los chakras (centros sutiles de consciencia) ni cómo activarlos; lo que se enfatiza es la concentración mental, en busca de la experiencia final de la consciencia pura, desligada de lo fenoménico.
El Yoga clásico propone el ascetismo, lo que supone quitar los sentidos
físicos de en medio, como fuentes principales de distracción para el yogui. Este
camino resulta muy útil si uno se retira al desierto, a un monasterio o a una
cueva de los Himalayas, eliminando en lo posible toda fuente de distracción
sensorial. El enfoque opuesto al ascetismo sería el tantrismo: en vez de
retirar los sentidos físicos, incluyámoslos en nuestra práctica espiritual –
dijeron los Siddhas. En vez de ignorar la energía, ¡utilicémosla! Todo sirve en
el Tantra, todo es utilizado e incluido en la práctica espiritual. De hecho, la
palabra “Tantra” significa “telar” o “red”. ¡Todo está entretejido y enlazado!
¿Por qué separar entre “divino” o “no divino”, si la Divinidad está igualmente
presente en todo?
Así que el tantra, como camino espiritual, es muy útil si uno no se retira
del mundo – todos pueden hacerlo, incluso los hombres de hogar, con familia (y
mujeres, por supuesto). El Tantra es un enfoque que valora el aspecto dinámico
o femenino de la Divinidad: la energía divina que da forma a todas las cosas (Shakti), y no sólo Su aspecto estático o
masculino, la consciencia (Shiva) – enfatizada
en el Yoga clásico.
Concentrando las energías
El método tántrico persigue la misma meta que el Yoga clásico, llegar a la
consciencia pura no dual, anclada en el gozo y en la paz del Ser, que no es
arrastrada por los fenómenos impermanentes. Y nuestro mayor aliado para ello
es… la misma energía Divina que crea estos fenómenos. Los Siddhas dicen: “lo
mismo que nos hace tropezar nos ayuda a levantarnos”. Así que el planteamiento
tántrico es muy energético. Aparece el Yoga Kundalini, trabajando con la
energía primordial que se esconde en cada ser humano, capaz de conducirle a
estados superiores de consciencia. Surge el libro Hatha Yoga Pradipika (siglo XV d.C.), que ofrece abiertamente
técnicas de asanas, pranayamas, técnicas para activar los chakras y la energía Kundalini… el
enfoque es, en vez de usar la mente,
trabajemos la energía vital responsable del funcionamiento del cuerpo y la
mente, y de esta forma, indirectamente, podremos trabajar sobre la mente y sus
estados de consciencia, algo que ya no se puede hacer desde la mera
concentración mental.
Los yoguis descubrieron que tenemos siete centros sutiles de consciencia, a
lo largo de nuestra columna vertebral, cada uno de ellos asociado a un estado
de consciencia. Y descubrieron que si podemos concentrar nuestra energía vital
en los centros superiores, en lo alto de la cabeza, podemos experimentar
estados elevados de consciencia. Y los yoguis pensaron… ¿cuál es la energía
vitalmente más poderosa que tiene el hombre?... ¿Adivinas cuál?
Sí, el sexo es tal energía. De modo que todo el Yoga tántrico, el Yoga
Kundalini, trata de concentrar esta preciosa energía en los centros superiores
de consciencia, para activarlos. Hablamos de “transmutación” energética.
Hablamos de alquimia (la real, no la “alquimia vulgar de los tontos”, como
dicen los propios alquimistas), de transmutar el plomo de las pasiones en el
oro de la espiritualidad. El Taoísmo, en China, también trata de esto, al igual
que muchas otras tradiciones espirituales verdaderas (¿qué significa si no
“Quetzalcoatl”, la serpiente emplumada en México, sino la espiritualización de
la energía vital?).
Así que la meta de las diferentes herramientas que ofrece el Tantra, las asanas, los pranayamas, los cierres musculares, los mantras, etc. es la transmutación de la energía vital en energía
espiritual y la apertura de los centros de consciencia. Y con ello abrir las
puertas del cielo, experimentar los estados elevados de consciencia, buscando
la comunión irrevocable con el Absoluto y la consciencia pura o cósmica – en
realidad volver a casa.
Mucho más que sexo
En Occidente, igual que se entiende por “Yoga” la práctica de posturas,
ahora se entiende por “Tantra” la práctica sexual yóguica. Se ofrecen talleres
de Tantra, en busca del super-orgasmo, sin limitaciones conceptuales ni
emocionales. ¡Pero el Tantra lo incluye todo! El trabajo, la comida, las
relaciones… es el tejido de la vida, con o sin sexo. De hecho, por ejemplo, en
el Kriya Yoga de Babaji tenemos 144 técnicas o kriyas, y apenas dos o tres de ellas
tienen que ver con el sexo. Todas tiene que ver, sin embargo, con el desarrollo
de la consciencia.
El camino del Tantra busca el desarrollo de la consciencia, el Ser, en
medio de todo el tejido de los fenómenos cotidianos: estando totalmente
presente en ellos… pero sin ser arrastrado por ellos.
Los Siddhas consideran el acto sexual como un acto sagrado que, realizado
desde la consciencia, permite traer un alma elevada a este mundo, o bien la
transmutación en pareja de la energía vital en energía espiritual – el mejor
regalo que un amante puede hacer a su pareja. Eso implica, por parte del hombre,
mantener la actitud del testigo, sin pérdida de fluidos por su parte. ¡El yogui
utiliza el sexo como herramienta de transformación, no es utilizado por él!
Esto es ciertamente un desafío, igual que todo en la vida es un desafío
constante para la consciencia del testigo, que sólo mantiene su paz y su gozo
mientras no es arrastrada por los torbellinos de la vida, al identificarse con
ellos. Mi profesor llama a este juego “el juego de la consciencia” – el único
juego en el que siempre ganas… mientras no te olvides de practicarlo.
El Siddha Tirumular define al Siddha, al yogui realizado, como aquél que
puede retener a voluntad la respiración, el pensamiento y el semen (la
retención de la respiración a voluntad implica poder entrar en el estado de samadhi o trance yóguico – señal del
yogui con realización).
La imagen de Kali, danzando en frenesí sobre Shiva, su consorte impávido,
ilustra este punto:
Esta imagen muestra la postura tántrica, no sólo en el sexo, sino también en
la vida: el yogui realizado se convierte en el testigo de la danza de la Creación,
de la Energía Divina, viendo la manifestación divina por igual en todo lo que
le rodea - el tejido de la vida - sin ser arrastrado, sin embargo, por ese torbellino
cambiante de los fenómenos. ¡Esto es el verdadero Tantra!
Hola me compre un libro de Sarawasti y Avinasha sobre Tantra. Me gustaria saber si tienes conocimiento de algun centro de tantra en Argentina. Es muy bueno tu blog.
ResponderEliminarSaludos.
Hola Stella, gracias por tu comentario. No te podría recomendar ningún centro en Argentina, por desconocimiento. Hemos dado varias iniciaciones de Kriya Yoga allá, en Buenos Aires, Rosario y Mendoza; quizá podamos volver este año a dar más. Hay algunas técnicas tántricas en los libros, como el clásico Hatha Yoga Pradipika. Te puedo recomendar la práctica de los bandhas.
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