Ese Dios viene a nosotros en la forma de los necesitados, los enfermos, los pobres, los desdichados; no es un extraño para nosotros, en absoluto. Así, cuando ofrecemos nuestra mano de ayuda a las clases pobres, estamos en realidad ofreciendo nuestra devoción a Dios en ellos, y no les estamos ayudando, como se suele decir. Nuestra salvación consiste en la salvación de todos, que son la verdadera manifestación de Dios. Esa Realidad eterna indivisible e inmutable que se muestra en todos los cuerpos, ricos y pobres por igual, en los cuerpos de los más grandes héroes y en los cuerpos de las criaturas más tímidas, es la única verdad del amor en todo. Más aún, el amor real es desinteresado, no conoce el miedo, no conoce los celos y no conoce el regateo.
- ‘La voz de Babaji’
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