La felicidad duradera no se puede encontrar en cosas que no duran. Se encuentra sólo cuando disfrutamos cada momento desde la perspectiva de nuestra alma, que encuentra deleite a través de la consciencia continua, como la pura Consciencia del Testigo. Sólo entonces nuestra alma puede comenzar a dirigirnos y hacer descender un poder y una consciencia superiores. Cuanto más eliminamos la influencia del cuerpo emocional, más nuestra alma puede comunicarnos su verdad y guiarnos tanto en cosas grandes como pequeñas. Eso sucede aquí y ahora, durante las situaciones de cada día. Comenzamos a vivir en el eterno ahora de posibilidades infinitas y de libertad respecto al deseo. Entonces la realización espiritual se convierte no en la meta, sino en el punto de partida de una completa transformación de la naturaleza humana a todos los niveles.
Del libro
"La iluminación: no es lo que piensas"
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