A veces me sorprendo cuando alguien viene a clase de Yoga con la
inquietud de si "lo hará bien". Yoga es el arte de identificarte con lo
que realmente eres, y los yoguis dicen que somos
Existencia-Consciencia-Gozo. La clase es para experimentar eso. En el
Kriya Yoga usamos las asanas como preparación, para crear un equilibrio
para la meditación posterior, no enfatizamos el perfeccionismo postural,
el hacerlo así o asá, sino la relajación. El cuerpo es temporal,
inevitablemente se deteriorará, y cuanto
más apego tengas al cuerpo más sufrirás cuando esto suceda. Así que
tendrás que buscar tu apoyo vital en otra cosa. Con las asanas
(sencillas) creamos una base para poder luego experimentar esa realidad
fundamental, que se manifiesta como paz primero, luego gozo, e incluso
como inspiración y guía.
Grandes yoguis contemporáneos como Sri Aurobindo, Yogananda o Haidakhan
Baba ni siquiera enseñaban asanas; en vez de ello enfatizaban,
respectivamente, la entrega constante al Divino, la práctica de
respiración y meditación, y la repetición del nombre Divino y el
servicio desinteresado (Karma Yoga). Porque tradicionalmente hay muchas
formas de Yoga, y el practicante debe seguir aquella que encaje mejor
con su temperamento. Así que en la clase de Yoga no se trata de "hacerlo
bien", sino de crear un espacio sin competencia en el que puedas
vislumbrar la paz, el gozo y la inspiración del Ser a través de
diferentes técnicas sencillas pero profundas. Y cualquier cosa que hagas
para ello estará perfectamente bien.
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