¿Qué queda cuando quitamos los pensamientos de la mente? Igual que cuando se acaba la proyección de una película en el cine, permanece una pantalla de luz blanca. Lo mismo sucede con nuestra mente. Por las mañanas, nada más despertar, y antes de que hagamos el más mínimo movimiento, físico o mental, experimentamos durante unos instantes una pantalla luminosa mental, puramente gozosa, antes de que la mente vuelva a recordarnos quiénes somos o dónde estamos.
Los Siddhas llaman a este espacio puro de luz “Vettaveli” o espacio de liberación. Ellos se adentran más y más en este espacio luminoso de pura consciencia: “Cuando ha cesado el movimiento de la mente, el ser brilla con su propia luz, en la que se disuelve el sufrimiento y reina la felicidad, que es la experiencia del ser en el ser”, (Yoga Vasishtha).
La meta primordial de la meditación es volverse consciente de la propia consciencia, la luminosa y gozosa pantalla luminosa detrás de todo, el espacio de puro ser entre los pensamientos. Conforme uno avanza en la meditación, va descubriendo que ese espacio de liberación, Vettaveli, está más y más en todas partes, en todo momento.
La meta primordial de la meditación es volverse consciente de la propia consciencia, la luminosa y gozosa pantalla luminosa detrás de todo, el espacio de puro ser entre los pensamientos. Conforme uno avanza en la meditación, va descubriendo que ese espacio de liberación, Vettaveli, está más y más en todas partes, en todo momento.
“Recobrando el Ser”
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