jueves, 26 de mayo de 2011

Consciencia Cósmica


Dice Krishna en el Bhagavad Gita:

“A este cuerpo, oh Arjuna, se le llama el Campo. Y aquél que lo conoce se le llama el conocedor. Has de saber que Yo soy el conocedor de todos los campos de Mi creación (Bhagavad Gita, XIII. 1-2).

Igual que nosotros somos conocedores de nuestro cuerpo y de nuestra mente, como la consciencia que está detrás de ellos, existe una única consciencia detrás de todo lo creado, que algunos han llamado “consciencia cósmica”. Es el estado al que acceden los yoguis,  llamado “samadhi”, en el que trascienden su individualidad, su ego, para vivenciar el único Ser en todas las cosas.

Y, según los maestros realizados, ésa es nuestra naturaleza real, nuestro hogar, al que un día regresaremos. Algunas de estas almas realizadas escribieron sobre su experiencia, permitiéndonos vislumbrar este estado de consciencia cósmica, señalando el camino de regreso:





“He abrazado el amplio mundo en mi ser más amplio
y el tiempo y el espacio son la visión de mi espíritu.
Soy el dios y el demonio, el fantasma y el elfo,
la velocidad del viento y la estrella ardiente.

Toda la naturaleza es la criatura a mi cuidado,
yo soy la lucha y el reposo eterno;
la alegría vibrante del mundo me recorre, llevo
el dolor de millones en mi pecho solitario.

He aprendido una cercana identidad con todo,
mas por nada en lo que me torno soy atado;
portando en mí la llamada del universo
asciendo hacia mi morada inmortal.

Voy más allá del tiempo y de la vida sobre alas inmensurables,
y sigo siendo uno con las cosas nacidas y no nacidas”.

Sri Aurobindo



  
"Presente, pasado y futuro no son ya para mí
sino un eterno presente, un yo que todo lo abarca, yo en todo.

Plantas, estrellas, polvo de estrellas, tierra,
erupciones volcánicas de cataclismos finales
hornazas de creaciones futuras,
glaciares de rayos X, inundaciones de electrones ardientes,
pensamientos de todos los hombres, pasado, presente, porvenir,
cada hoja de hierba, yo mismo, la humanidad,
toda partícula de polvo universal,
ira, codicia, bien y mal, salvación y lujuria,
todo lo transmuté, todo lo asimilé
en el vasto océano de sangre de mi propio único Ser.

…samadhi extiende mi reino consciente
más allá de los límites de mi marco mortal
al más lejano límite de la eternidad,
donde yo, el Mar Cósmico,
contemplo al pequeño ego flotando en mí.

De la alegría vine, por la alegría vivo, y en la sagrada alegría fundo mi ser.
Océano de la mente, bebo todas las olas de la creación.”

Paramahansa Yogananda




“Todo está impregnado por la Consciencia. Es esa Consciencia la que sostiene el mundo y a todas las criaturas en él. Adorar a todo, viendo a Dios en todo, es lo que aconseja la religión… De forma similar, sentiremos el dolor de los demás como nuestro cuando surja en nosotros la realización de que todo está impregnado por una única y misma Consciencia.

Cuando lleguemos a conocer quién somos en realidad, nos veremos a nosotros mismos en todas las personas.”

Amma



La criatura está en Brahma,
y Brahma está en la criatura;
son para siempre distintos,
aunque estén para siempre unidos.

Él mismo es el árbol, el grano y el germen.
Él mismo es la flor, el fruto y la sombra.
Él es el sol, la luz y todo lo que se ilumina.
Es Brahma, la criatura y la ilusión.
Es la forma múltiple, el espacio infinito.
Es el aliento, la palabra, la idea.
Es lo limitado y lo ilimitado,
y más allá de lo limitado y de lo ilimitado,
es el Ser puro.

Es el espíritu inmanente en Brahma y en la criatura.
El Alma suprema se ve en el interior del alma.
El punto último se ve en el Alma suprema.
Y en ese punto aún se reflejan las creaciones.
Kabir es bendito porque goza de esta visión suprema.

Kabir





"Palpito en cada seno, veo en cada ojo,  lato en cada pulso, sonrío en cada flor, brillo en el relámpago y rujo en el trueno. Me agito en las hojas, silbo en los vientos, y retumbo en los mares encrespados. Soy la Sabiduría del sabio, la Fuerza del fuerte, y el Heroísmo de lo heroico. Soy la misma vida del Infinito, dentro y fuera a la vez. Soy el Uno en todo y el Todo en uno. Soy la Personalidad Impersonal del universo entero. ¿Qué me puede preocupar?

Extendiéndome más allá de nombres y formas, pasando libre por árboles y bosques, montañas y ríos, por el día y la noche, nubes y estrellas,  pasando libre por hombres y mujeres, animales y ángeles, como el ser de todos y cada uno, yo soy.

En mi presencia todos los infiernos y todos los cielos son borrados en una nada imprecisa, y el universo entero es una mera burbuja siempre a punto de estallar."

Kriya Babaji



Más descripciones aquí de la consciencia cósmica http://kriyayogayvida.blogspot.com.es/2011/06/consciencia-cosmica-ii-y-el-gozo-del.html.


viernes, 13 de mayo de 2011

Descubrir la presencia gozosa


Si buscamos algo estable dentro de nosotros, veremos que la impermanencia existe también en nuestro interior. Nuestros pensamientos cambian constantemente. Nuestras emociones, tan intensas y definitivas que parecen cuando las experimentamos, también cambian de un momento a otro. Hasta nuestro cuerpo físico va cambiando. En todo este cambio ¿dónde está nuestro “yo”?

Hay algo en nosotros que presencia estos cambios, lo que algunos llaman “el testigo”. El Siddha Patanjali lo llama “el Vidente” – el que ve (Yoga Sutras). Esa “parte” es nuestro Ser: la consciencia.

La consciencia es la única constante en toda nuestra vida; frente a los incesantes cambios mentales, emocionales y físicos que vivimos, hay algo o alguien que los experimentan. La consciencia es indefinible e inagotable por sí misma, ya que no es un objeto, sino lo que hace posible la experiencia de los objetos – lo que llamamos “realidad”.

Cuanto más vivenciamos la consciencia pura, separada de su identificación con los objetos, más experimentamos el gozo incondicional. Este gozo es una alegría que surge de dentro, sin ninguna razón externa. Los niños, cuya consciencia fluye libre, sin la restricciones mentales de los conceptos y prejuicios de la edad adulta, están llenos de este gozo. Los Siddhas definen al Ser como Ser-Consciencia-Gozo (Satchidananda). Para ellos nuestra naturaleza última es consciencia pura, con su acompañante, el gozo. Esta naturaleza se pierde de vista a sí misma cuando es arrastrada por los vaivenes del mundo, velada por los deseos y las pasiones, por los pensamientos y los armazones mentales.

Así que detrás de nuestros pensamientos, sentimientos y percepciones hay una presencia gozosa, un testigo incondicional que está siempre en gozo, veinticuatro horas al día. Cultivar esta presencia es un arte, el arte de la alegría de vivir. Para ello se practica constantemente el ser el testigo de todo, aplicando nuestra atención y consciencia plenas a todo lo que hacemos y vivimos.

La regla es: la atención incondicional produce gozo incondicional.

La práctica del testigo abre nuevas formas de vivir nuestra experiencia ordinaria, fuera del hábito y de la compulsión mecánica, y nos abre también más posibilidades de actuación, más inspiradas. El ego, nuestra identificación constante con cuerpo-mente-emociones, carga con múltiples estructuras mentales y vitales, a las que se aferra a cada paso, en busca de una seguridad imposible. La Presencia es gozosamente libre en el ahora, no carga con nada.

El ego es un cazador por naturaleza, basa su existencia en conseguir “cosas” para satisfacer y entretener la mente, las emociones y las percepciones. Esto se llama búsqueda del placer. Pero todo placer (sea mental, emocional o físico) es dual por naturaleza: se agota en su extremo, cayendo en su opuesto.

El gozo incondicional - a diferencia del placer – no está en conseguir cosas, sino más bien en “ser”… o en “estar”. Estar plenamente presente. Eso es el Ser: una presencia.

Cuando perseguimos cosas para ser felices acabamos persiguiendo pastillas. En Occidente, donde tenemos y gastamos más dinero, energía y recursos en consumir “cosas”, tenemos un altísimo índice de venta de somníferos y antidepresivos. Las “cosas” que consumimos no acaban de satisfacernos, y los consumidores acabamos consumidos. Las demandas de nuestro ego son insostenibles, no sólo para el planeta, sino para nuestro sistema nervioso.

Así que quizá deberíamos cambiar de enfoque. La práctica de la presencia supone un cambio de perspectiva; una perspectiva desde el testigo, que te permite verte, encontrar tu Ser en medio del ruido del mercado.