sábado, 24 de mayo de 2014

Cómo atar a Dios


Cuenta el Srimad Bhagatavam que en una ocasión Yasoda sostenía al pequeño Krishna en sus faldas, pero lo tuvo que dejar en una silla para atender la leche que hervía. Krishna se enfadó por ello y empezó a hacer trastadas, rompió una vasija de leche cuajada, y se escapó en busca de queso. Cuando se hartó de comerlo, le dio el resto a un mono. Yasoda vio el desastre en la cocina y se encontró a Krishna con la cara embadurnada de queso y con el mono al lado, por lo que se enfadó de verdad.

“Ahora te vas a enterar” exclamó. Agarró una cuerda y decidió atar a Krishna a un mortero de madera, pero la cuerda era muy corta. Entonces juntó todas las cuerdas que pudo encontrar, las unió, pero – ante su sorpresa – vio que no eran suficientes para sujetarlo. Yasoda, confusa, no entendía nada.

Krishna, viendo a su madre tan atónita, le sonrió y se dejó atar.

“El que no tiene principio ni fin, extendido por todas partes, permitió que Yasoda lo atara. El Divino deja que aquellos que lo aman lo controlen; aunque infinito y más allá de todo alcance, puede ser atrapado a través del amor.”

El poder más grande


"Mi Maestro tiene poderes yóguicos increibles. Y el más increible de todos, tiene el poder de abrirme el corazón".

Gracia


La luz está en todas partes, pero eres más consciente de ella si miras al sol, su fuente. De forma similar, la Gracia está en todas partes, pero es más evidente cuando te concentras en ella, y en la fuente divina que es su origen.