viernes, 12 de abril de 2013

El único tesoro

Cuando duermes y sueñas creas universos, con vivencias que te dan felicidad o te hacen sufrir. Cuando despiertas, piensas “qué tontería lo que sentí” – comprendes que todo fue una creación de tu consciencia. Pero hasta que no despiertas del sueño, hasta que no cambiaste tu estado de consciencia del estado de soñar al estado de vigilia, no pudiste comprender esto. En el estado de soñar, lo que viviste, triste o alegre, era real.

De forma similar, nuestra realidad física también es una creación de la consciencia, y hace falta despertar a otro estado de consciencia, superior al de vigilia, para darse cuenta de ello. Algunos llaman a este estado de consciencia “consciencia cósmica”, aunque puede tener muchos nombres.

Un “satgurú” es alguien que ha despertado a este estado de consciencia y que, bajo ciertas condiciones, puede transmitir este estado a otros, igual que una vela enciende otra vela.

Diferentes religiones han sido fundadas por seres humanos que experimentaron esta consciencia cósmica, y la representaron con imágenes diferentes, según su propia experiencia. Imágenes que van desde lo más personal (por ejemplo Jesús) a lo más impersonal (por ejemplo Buda). Estos fundadores transmitieron muchas veces su estado de consciencia a sus seguidores más cercanos.

Pero – como suele pasar – los dirigentes políticos de esas religiones no tienen ya, ni de lejos, el estado de consciencia del fundador. Esa experiencia original es sustituida por el rito y la adoración de las imágenes metafóricas que el fundador original dio para transmitir su vivencia.

Un satgurú no ofrece creencias ni ideologías religiosas, sino la experiencia real de la consciencia cósmica. Ante la presencia física del satgurú uno experimenta una paz y un gozo inefables, que nada en el mundo puede proporcionar.

La dificultad está, entonces, en encontrar a un satgurú verdadero; pero no hay un tesoro mayor en el universo. Su gracia es la puerta a la consciencia cósmica.


Encontrar al Satgurú

Se dice que uno no elige al maestro, sino que es elegido por él (o por ella). También se dice que cuando el discípulo está preparado, el maestro aparece.

Así que la mejor manera de encontrar un satgurú es prepararse para ello. Los maestros prescriben una disciplina yóguica o “sadhana” que el discípulo debe seguir. Cuanto más cercano es el trato entre ambos, más personalizada es esta sadhana. 

Muchos maestros de Yoga han dejado sadhanas establecidas que cualquiera puede seguir, según su orientación y preferencias. Los diferentes linajes de Yoga ofrecen una inmensa riqueza de enseñanzas y de técnicas que uno puede seguir. El fin de todas estas técnicas y enseñanzas es que sus practicantes alcancen el gozo y la felicidad duraderos; esto es lo que todos los seres humanos buscamos de una forma u otra.

A través de ellas, de seguir una de estas sadhanas, el estudiante puede recibir también la gracia del maestro o maestros de su linaje. Y a veces, tras este esfuerzo, puede encontrarse con un maestro realizado en vida. 

De modo que la forma de recibir las bendiciones de un satgurú, de un modo u otro, es seguir una sadhana establecida por un satgurú.


"Recobrando el Ser: textos sobre Kriya Yoga de Babaji"
http://www.kriyayogadebabaji.net/libros.htm#recobrando

 

Algunos de los grandes satgurús modernos de la India (si sientes ananda - gozo - al contemplar las fotos, es normal):


Ramakrishna




 Ramana Maharsi


Swami Sivananda



Sri Aurobindo



Yogananda



Anandamayi Ma


Sai Baba


Haidakhan Baba



Amma


Puedes leer algunas descripciones sobre la consciencia cósmica aquí: http://kriyayogayvida.blogspot.com.es/2011/05/consciencia-cosmica.html



3 comentarios:

  1. ¡VIVA LA VIDA|, ESO ME GUSTA.

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  2. El resumen del resumen, está maravillosamente sintetizado. Las fotos son fantásticas.

    ¿todos los afortunado por esa gracia (que sería un don inherente a escogidas personas de la especie humana, con carácter general) han sido indios? Ningún escandinavo, latino, africano?

    Es cierto que nuestra percepción siempre es subjetiva, que nuestra consciencia ante lo exterior no es fija, (y menos aún el tiempo) pero la realidad física, lo que tocamos, palpamos, existe.

    Y existe esa física-química independientemente de nuestra consciencia “cósmica”, ultra terrena o sensorial personal de cada uno.

    Podemos entrenar nuestro cerebro a salir de él y mirar desde arriba. Pero eso no garantiza que lo que percibe esa mirada sea lo real.

    Humilde opinión. Por supuesto.

    Me ha gustado mucho leerlo.

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  3. Gracias por tu comentario, Al, y tus opiniones.

    No sólo existen testimonios de consciencia cósmica en la India, existen testimonios y apuntes de ella también en Occidente (en santos cristianos y poetas como Walt Whitman), en los chamanes americanos, etc., que de formas diferentes aluden a estas experiencias transpersonales. El término "filosofía perenne" popularizado por Aldous Huxley, alude a ello. Y la Psicología moderna creó la "Psicología Transpersonal" para estudiar y documentar estos estados expandidos de consciencia, que antes podrían considerarse patológicos.

    Pero, por razones que desconozco, pienso que los casos de consciencia cósmica son mucho más abundantes en India - y allí han sistematizado desde tiempos inmemoriales métodos para conseguirlos y mantenerlos indefinidamente - el Yoga no es sino eso.

    En India llevan muchos siglos debatiendo sobre lo que planteas, si nuestra experiencia es real o no. Lo que está claro es que no puedes concebir ni conjeturar el estado de Consciencia Cósmica desde nuestro estado ordinario, es imposible, de modo que todo lo que opinemos serán conjeturas.

    El Vedanta tradicional de India dice que el mundo es un sueño, desde la perspectiva del Absoluto - por eso en India renuncian tanto al mundo, los renunciantes dicen que para qué perder el tiempo con algo que no es real.

    Mi tradición de Yoga dice que el mundo es totalmente real, pero que el engaño está en nuestra mente, en la interpretación que damos del mundo - el ejemplo clásico de quien ve una cuerda en el suelo y piensa que es una serpiente y se asusta. El problema no está en la cuerda, sino en la interpretación mental. De modo similar, nuestro sufrimiento viene de una interpretación errónea del mundo fruto de nuestros patrones mentales. El mundo sería esencialmente el juego y la expresión gozosa de la consciencia cósmica.

    Todo es opinable, claro.

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